La ortodoncia es una especialidad odontológica que estudia, previene y corrige las alteraciones del desarrollo de los dientes y la posición de los maxilares, con el fin de restablecer el equilibrio morfológico y funcional de la boca y de la cara, mejorando también la estética facial.
El objetivo de la ortodoncia es la movilidad de los dientes buscando su normalización oclusal (la superficie de masticación), o el desplazamiento de los dientes, sobre todo, para corregir trastornos funcionales de la masticación. La oclusión se basa en las relaciones de contacto que existe entre los dientes superiores y los inferiores.
La ortodoncia se puede clasificar según la técnica y según la acción.
Centrándonos la técnica, la ortodoncia se clasifica en: aparatos removibles (donde el propio paciente se lo puede extraer), aparatos fijos (no se pueden extraer por el propio paciente) y aparatos semifijos o funcionales (donde existe una parte fija y una removible).
Aparatos removibles
Los aparatos removibles, comúnmente conocidos como “placas”, son muy útiles para la expansión de los maxilares, sobre todo del superior, en especial para la corrección de “mordidas cruzadas” y apiñamiento leve, cuando esté indicada la expansión, así como para movimientos dentarios muy específicos.
Aparatos fijos (brackets)
Es una ortodoncia formada por la combinación de brackets, elementos metálicos o cerámicos pegados a los dientes y de arcos de metal que los atraviesan. Los aparatos fijos tienen capacidad para desplazar de forma individual todos y cada uno de los dientes en cualquier dirección, lo que no sucede con los demás aparatos.

Aparatos semifijos o funcionales
Cuando hablamos de aparato funcional nos referimos a una variedad de aparatos removibles diseñados para alterar la posición de los distintos grupos de músculos que influyen sobre la función y la posición de la mandíbula para aumentar su longitud. Por lo general, se recomiendan durante la dentición temporal o la mixta. Son aparatos que en un principio sólo realizan modificaciones funcionales, pero que luego dan lugar a cambios estructurales. Los aparatos funcionales cambian y transforman la dirección e intensidad de las fuerzas musculares y producen desplazamientos dentarios. Los efectos de estos aparatos son la inclinación de los dientes y los cambios en el hueso que soporta los dientes. La técnica Bioprogresiva tiene como meta el tratamiento total de la cara, en lugar de un objetivo estrecho. Esta técnica pretende establecer un plan terapéutico en el cual todos los elementos utilizados, se apliquen por orden sucesivo y provoquen una serie pregresiva de acciones que conformen el tratamiento.