El bruxismo es uno de los problemas bucodentales más comunes. Se caracteriza por el hábito inconsciente de apretar o rechinar los dientes y conlleva serias consecuencias para la salud bucodental. Aunque este hábito es generalmente nocturno, también existen casos de bruxismo diurno. El origen de esta patología se encuentra, generalmente, en el estrés. De hecho, podríamos decir que es una manifestación de nuestro cuerpo frente a una situación que no sabemos gestionar de la manera adecuada. Ante eso, ejercemos una fuerza con la mandíbula que nos ayuda a liberar tensión.
El plano de relajación.

Se trata de un dispositivo que impide que los dientes de arriba y de abajo contacten. De esta manera, evitaremos que se produzcan las consecuencias negativas del bruxismo. Y es que, además de los efectos visibles, como el característico desgaste de las piezas dentales, las personas que bruxan sufren dolor de mandíbula, cabeza, oídos o cuello. En los casos más graves, la persona puede sufrir también trastornos de la articulación temporomandibular (ATM). Es un dispositivo transparente que se coloca en la boca (generalmente en la arcada superior). Está fabricado con un material duro y rígido, lo que impide poder apretar los dientes.
Tiene un grosor de aproximadamente dos milímetros y debe fabricarse de manera personalizada para cada paciente. Además, tal como sucede con los instrumentos bucales, su uso debe ser personal e intransferible. Debe ser el dentista quien determine si el uso del plano de relajación está indicado en cada caso. Tras la toma de moldes a medida de los dientes, se procede a la confección del protector bucal en el laboratorio dental.
El plano de relajación ejerce su función en las horas de sueño pues generalmente se usa de noche. Durante el tiempo que esté puesta, consigue relajar los músculos y evitar que se tensionen. Es esta acción involuntaria la que provoca el rechinamiento de lo dientes. Es decir, el plano hace que los huesos maxilares (superior e inferior) estén en la posición correcta y no ejerzan más fuerza de la conveniente. La persona que padezca de bruxismo podrá disfrutar de los beneficios del plano de relajación siempre que su uso sea continuado. Así, evitará los síntomas de esta afección: el desgaste de los dientes y los dolores de mandíbula, cabeza, oídos o cuello.

Beneficios de usar un plano de relajación
Gracias al empleo de estos protectores bucales, el paciente observará una serie de beneficios tanto en su salud bucodental como en su estado de salud general. Entre las ventajas, destacamos algunas de ellas:
- Evitan problemas de tensión en los músculos faciales, al relajar la mandíbula.
- Aminoran o erradican la incidencia de los dolores cervicales, de cabeza u oído.
- Influyen de manera positiva en el descanso de las personas que padecen bruxismo.
- Frenan las consecuencias negativas que esta afección tiene para las piezas dentales, tales como desgaste oclusal o el daño de los tejidos duros de la estructura dentaria.

¿El plano de relajación mueve los dientes?
Tal como sucede con otros tratamientos, como la ortodoncia con brackets, la persona debe pasar un periodo de adaptación al plano de relajación. Los primeros días puede resultar incómodo y provocar sensación de opresión en los dientes. Estas molestias comienzan a remitir con el paso de los días pero, si no es así, es aconsejable visitar al dentista para que lo ajuste en caso de que sea necesario. Por tanto, a pesar de esta sensación de presión, el plano de relajación no mueve los dientes.
Ahora que ya conoces más sobre el bruxismo y los planos de relajación, no lo pienses más y pide tu hora de evaluación en Chillán. En RBDENT te ayudamos en tu rehabilitación oral.